Las grasas permanecen en sangre y solo en la sangre y tejidos adiposos. Las grasas no deberían entrar en células y solo en las de almacenaje, las células adiposas.
Si las grasas entran en células musculares, por ejemplo, interfieren en su metabolismo y podría causar un mal funcionamiento, de neurotransmisores y proteínas, de las células musculares, provocando un bajón de fuerza física o potencia espectacular, si estas células musculares absorben grasas.
Las grasas permanecen en sangre y cuando la sangre esta baja de grasas, las células adiposas nutren la sangre.
Las grasas en sangre hacen retener los gases como oxígeno y niveles altos de colesterol y poco ejercicio, puede ser síntoma de hipertensión.
Las grasas se metabolizan y se pierden por el riñón, el riñón, debería controlar los niveles de grasas.
Las grasas, también se metabolizan o se desgastan en sangre, cuando los hematíes y las células musculares, por ejemplo, intercambian gases barias veces y cuando se metabolizan en sangre, la perdida de grasas, hace perder gases por el pulmón.
Los niveles bajos o muy bajos de grasas en sangre, puede ser síntoma de hipotensión y del riesgo de sufrir arritmias, debido al deficit de oxígeno no retenido en sangre, que provocan las grasas.